En la comedia adquiere importancia la figura del secundario, que a pesar de perfilarse como un complemento humorístico en ocasiones despierta mayor interés que el teórico protagonista. Los divertidos y adorables minions se convirtieron en el principal atractivo de ‘Gru. Mi villano favorito’ y su secuela, situación que ha motivado que la saga animada se amplíe con una ‘precuela’ en torno a sus orígenes. Había riesgo de agotar la fórmula, pero la película impulsada por Illumination y Universal, lejos de resultar repetitiva, posee una arrebatadora simpatía en su condición de propuesta para el disfrute del público familiar. Dentro de su menor entidad, ‘Los minions’ seduce por una imaginativa locura acorde a la peculiaridad de los seres amarillos, ya iconos del género.
El inicio muestra la evolución de los minions desde la creación de la vida así como su paso por distintos periodos históricos, un modo de exponer su carácter gregario y su necesidad de trabajar a las órdenes de malvados villanos. Tras la presentación surge la aventura a partir del viaje que emprenden Kevin, Stuart y Bob con objeto de hallar a un líder, búsqueda que acontece en 1968, contexto que posibilita guiños a la cultura popular de la época. El relato sorprende por el ritmo narrativo con el que cambia de situación a la vez que gracias al ingenio de los detalles esquiva la simple sucesión de gags. Una convención clandestina de villanos en Orlando, evento que permite jugar con la dinámica del fenómeno fan y el culto al retrato del antagonista carismático, lleva a los minions a ejecutar en Londres el plan de Scarlet Overkill.
La obra se sustenta en un estilo cómico fiel al de los títulos precedentes, dirigidos por Pierre Coffin, ahora acompañado por Kyle Balda al frente del proyecto (antes colaboró con Chris Renaud). La sencillez de los hechos y la expresividad de los minions propician que su distintivo vocabulario no suponga un inconveniente para la comprensión de los niños. El desenlace incluye un guiño a la franquicia vinculado al espíritu de ‘precuela’ del filme.
Lo mejor: su imaginativa locura enfocada al disfrute familiar.
Lo peor: que la exhaustiva promoción haya mermado el factor sorpresa.
Puntuación: 6,5/10